Uno nunca termina de conocer los recovecos de la ciudad y mucho menos prestar atención a lo que ella esconde, tan enigmática.
Solemos caminar por la vereda apresurados sin mirar hacia los costados, sin tomarnos un solo minuto para disfrutar de la hermosa ciudad de Buenos Aires, solo preocupados por llega a tiempo hacia donde nos dirigimos.
Pero un destacado pintor no figurativo del siglo XX ha dejado muchas de sus obras plasmadas en murales de la Capital y nosotros ni siquiera nos hemos percatado.
Artículo en el diario La Nación: